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Julio de los Santos



José Martí: Crítico de Arte

Museo del Prado

CAPÍTULO V - MARTÍ Y EL GUSTO POR EL ARTE

  • El gusto por el arte le era inherente a Martí, lo amaba en cualquiera de sus manifestaciones, y entre las artes plásticas prefería el arte pictórico como lo demuestran tanto los artículos que dedicó a la pintura como las notas y comentarios que han encontrado escritos por el.

    Martí fue asiduo concurrente a todos los museos, al Del Prado en Madrid, donde lo veremos extasiado ante sus maravillas pictóricas. Al museo del Louvre, en el poco tiempo que estuvo en Paris, asistió varias veces y nos habla de Rafael y de los Murillos allí atesorados y de los pintores franceses Boucher, Beuguers y Watteau.

    No está consciente del caudal de sus conocimientos de arte debido al amor que experimenta por sus manifestaciones. Apreciamos su exaltación cuando recibe el nombramiento de crítico de arte en la revista “The Hour”. Nos parece un muchacho que acaba de ser premiado con un juguete que no esperaba poseer. Se embriagó de arte aquellos días en museos y galerías, pero cedamos a él la palabra:

    “De manera que sé de pintura. Ha comenzado a publicarse en New York un periódico de arte y salones: “The Hour”, y sus redactores principales Tiblain y Murphy, habían encargado a un cubano artista del creyón, Collazo, un critico de arte. Collazo habló de mi en “The Hour” y heme con dos papeletas para ver museos, - camino de la colección de M Stebbins y de Wolfes y obligado a hacer de ellos una revista critica en Ingles. Yo pasé una tarde valiosísima en compañía espiritual con los mas afamados maestros, por mas que acusara en mis notas de superfino a Fortuny , de escasez de invención a Meissonier, de negligente y ligero a Detaille, de rosáceo y sedoso a Bougureau.”

  • “Yo amo tenazmente el arte. Hoy tenía un peso y lo he gastado en tazas del Japón, mi mujer viene. He penetrado los misterios del color, he sorprendido en la obra del mármol los secretos del cincel; una obra bella es para mi una obra hermana, un golpe de color, revelación clarísima de los pensamientos e ideas que agitaban el alma del pintor. He sentido dentro de mi alma frotarme algo, en el Louvre, ante los medios tintes de Murillo. Las lágrimas agradecidas por el bien de la contemplación de la obra recibí, se me han saltado de los ojos ante el boceto de “La Batalla de Wad-Ras” de Fortuny. He hundido tímidamente el dedo en el lienzo del mexicano Rabull para convencerme de si aquel acerado azul era lienzo o nube. He hablado a solas con “La Maja” de Goya. He tenido largas pláticas con las Venus del Ticiano. Me he traído una a casa, y vivimos castamente en deliciosa compañía.”

    Bastaría con lo anterior para comprender y valorar su gusto por el arte y por todo lo bello y su exquisita sensibilidad. Estas líneas no fueron escritas para ser publicadas, sino como notas en la intimidad, como una confesión ante si mismo o como una explosión de un espíritu henchido de placer.

    Estos pensamientos de Martí bien nos expresan su amor por el arte pictórico:

    “triste aquel que delante de un cuadro hermoso no haya sentido en si como el crecimiento, y en su garganta amontonadas, sin salida las de contento y emoción”

    “Los que desdeñan el arte, son hombres de estado a medias.”

  • La satisfacción de Martí al ser nombrado critico de arte en “The Hour” no es por el significado económico, que no deja de serle muy útil, sino fundamentalmente por el reconocimiento de su capacidad artística que nunca, pienso yo, considerara el que pudiera resultarle un provecho económico. Le gustaba el arte como a alguien puede gustarle la opera, la música, el buen teatro, o hasta como un “hobby”, como a un filatelista los sellos o a un aficionado a la fotografía retratar flores.

    Para José Martí el arte no fue nunca una finalidad, sino un aspecto de su espíritu multifacético.

    Respecto a esto escribe Justino Fernández

    “No menos valioso que otros aspectos de la obra literaria de José Martí es su crítica de arte”.

    “Que Martí tenia interés y dijéramos, cariño por el arte de la pintura especialmente queda demostrado por el número y la calidad de los artículos que le dedicó, pero además, no olvidó de recomendar a Gonzalo de Quesada en su carta testamento, escrita mes y medio antes de morir (Montecristo 1 de abril de 1895) que sus artículos sobre pintura se incluyeran en el tomo VI de sus obras, según proyectaba publicarlas, y menciona en particular el articulo sobre Vereschaguin, el de los Impresionistas y el Cristo de Munkacsy. Tres de los mejores. Sabia bien lo que quería.” Continuación