
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA GÉNESIS DEL GUSTO
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Factores
Es muy importante el estudio de los distintos factores que de una u otra manera tienen influencia en la determinación del gusto de las personas y los pueblos. Entre ellos están los mismos pueblos, razas, civilizaciones, conceptos políticos, la economía y hasta la moda. Hippolyte Taine, en su libro “La Filosofía del Arte” (1873) hace un estudio detallado de estos temas, algunos de cuyos conceptos estarán presente en el estudio que haremos.
Para que se aprecie la influencia de algunos de estos factores que intervienen en el gusto de una expresión artística, estudiamos la exposición que nos hace Taine de este tema.
El expone en un brillante estilo la razón de que en la Grecia antigua predominara el desnudo en las artes plásticas. Obras como la Venus de Milo, el Apolo de Belvedere, son la perfección de la forma, la perfecta anatomía, aunque salvo las del escultor Fidias, el más grande de los escultores Griegos, y su escuela, casi todas carentes de expresión. Bellezas sin alma son la casi generalidad de las Afroditas griegas, las Ateneas, la diosa de la guerra y de la inteligencia, el guerrero Marte, el tramposo comerciante Hermes, Zeus, el dios supremo del Olimpo y tantos otros dioses, ninfas e imágenes de la mitología griega nos muestran las figuras de sus bellos cuerpos al desnudo. Se amaba esa belleza corporal porque ella respondía a la perfección que se solicitaba para la guerra.
Siglos después el Olimpo cede su puesto al Paraíso, Zeus y sus dioses a Jehová, Cristo, santos y otros personajes que reconoció la Iglesia, y el desnudo fue condenado desde el principio, como si el sexo hubiera sido hecho por el ángel del mal. Su exposición fue prohibida. Solamente manos y caras se ven en las pinturas de las vírgenes. Antes y después del Renacimiento para poder presentar una mujer desnuda, el artista tenía que recurrir a presentar una escena de la mitología griega.
En la católica España, son escasos los desnudos. Velázquez nos lega una españolita desnuda, de espaldas, y para ello tiene que titular su cuadro “La Venus del Espejo”. NB: Es la imagen que encabeza este artículo.
Goya, mucho más atrevido, pinta la famosa “Maja” hoy de renombre universal.
Hubo otro espíritu independiente y valiente que llenó de desnudos la capilla de un Papa, lo que provocó muchas críticas de la curia por aquella libertad pagana en el mural que representaba el Juicio Final, de Miguel ángel. Todavía en vida del artista, el Papa Julio IV comisionó a uno de los discípulos del pintor, Daniel de Volterra, para que pintara colgaduras delante de algunas de las pinturas, y en 1566, Clemente VIII quiso hacer desaparecer todo el fresco, lo que le fue impedido por un memorial de la Academia de San Lucas.
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Política y religión
Podemos apreciar claramente la influencia de estos dos poderes cuando comparamos las temáticas, especialmente después de la liberación del yugo español. En los flamencos persiste la temática mística, ellos son católicos, mientras que en Holanda y Alemania después de Lutero se abandona lo que se refiera a religión y se cultiva una pintura de género, es decir, costumbrista y de paisajes. La vida de ellos, sus casas, su alegre y cómodo modo de vida es lo que más les gusta ver en sus cuadros. Bélgica y Holanda, abundantemente regados por tres ríos el Rhin, el Mosa y el Escalda, con abundancia de lagunatos y pantanos; tenían entonces una vegetación tan rica que Miguel ángel critica las pinturas de paisajes de los holandeses diciendo que de uno de ellos se podían pintar veinte escenas diferentes. Y es que grande es la diferencia entre la rica naturaleza de los países del oriente europeo, especialmente Bélgica y Holanda, y de la de Italia.
No pasemos por alto que el protestantismo hizo también el papel de mediador en el gusto por el arte, y hubo una época iconoclastia en el arte plástico, nada de vírgenes ni de escenas religiosas.
En el curso de este trabajo, veremos como la política interviene en las opiniones de críticos a favor o en contra de determinada impresión artística y actuando sobre el gusto. También veremos que un pintor se pone ‘de moda’ porque su temática se hace simpática a un sentimiento predominante en su época, tal como sucedió con Detaille, pintor militar con ideas guerreristas revanchistas después de la derrota francesa en la guerra franco-prusiana, quien llegó a adquirir tal fama por ese motivo que sus cuadros se vendían rápidamente y a muy buenos precios. Veremos al pintor Holbein valiéndose de un ardid para vender sus cuadros y alcanzar la fama, que incidentalmente, era merecida. En este caso, la moda coincidía con la calidad.
En otros casos, un pintor ha sido sumido en la obscuridad más inmensa durante siglos, para ser rehabilitado después gracias a grandes esfuerzos. Y un caso como este es precisamente y nada menos que el del Greco, el pintor nacido en Creta, Doménikos Theotokópoulos, que yacía en el olvido desde poco después de la muerte de Felipe II hasta finales del siglo XIX y que Martí no conoció, por lo que no hace comentario alguno de tan gran pintor.
En cambio, los artistas incapaces de reaccionar favorablemente contra las alteraciones manieristas, los prudentes seguidores de lo admitido, que hoy llamaríamos académico, en las pinturas del Greco rechazaban lo que en ellas había de original seducción para no percibir sino sus hirientes extravagancias. Felipe II fue uno de estos, Pacheco también. Hubo necesidad de llegar a una época que puso a la genialidad por encima de la corrección para que el Greco fuera reconocido como lo que es, uno de los más grandes pintores de todos los tiempos. Este reconocimiento solo puede abrirse camino cuando unos cuantos espíritus, como el Greco, solitarios, creadores y anti convencionales, hicieron de la pintura vehículo de expresión acentuada, de poesía vertida en color, de libérrimo mensaje personal: Gauguin, Cezanne y Van Gogh abrieron el camino a la comprensión del Greco con su ansia de libertad expresiva, esa libertad que ha buscado el arte moderno y que, como dijo Bernard Berenson, comienza en Goya.
En España, esta exhumación del Greco del olvido de las tierras del olvido, se debe fundamentalmente al prolífico pintor español Ignacio Zuloaga.
Vemos en el caso del Greco, uno de los mejores pintores de España es lanzado a los profundos abismos del olvido y como por una revolución en el gusto, levantado para que ocupe el sitio que le corresponde en el arte. Así es posible que suceda a muchos pintores a quienes Martí se refiere en extenso y que hoy están, si no olvidados, si casi olvidados. Y entonces serán ensalzados artistas y crítico.
Por lo general, los grupos con determinado gusto artístico reaccionan violentamente a las innovaciones en el arte, a veces a la más mínima alteración o a la más ligera desviación de uno de sus cánones. El hoy famoso, ‘Concierto No. 1 en mi bemol mayor’ de Franz Liszt, que fue presentado por primera vez en Weimar, el mismo al piano y con la orquesta dirigida por Berliotz, provocó una fuerte crítica, muy especialmente del vienes Hanslick, por haber osado incluir un toque algo repetido de un triángulo en el tercer movimiento, razón por la cual los pianistas se negaron a interpretar esta obra durante doce años, hasta que una inteligente y valiente pianista, Sofía Martner, la volvió a ejecutar en Viena.
La famosa composición de Stravinski ‘Le Sacre du Printemps’ - Ritos de Primavera - fue estrenada en Paris en 1913 y lo que entonces era un terrible ‘modernismo’ provocó una explosión que conmovió los cimientos de la música entonces llamada moderna. Ninguna obra desde la época de Debussy había producido tal efecto, tal sorpresa y admiración, por otra parte, como esta gran obra del compositor ruso que hoy es parte aclamada del repertorio de cualquier orquesta que se considere de calidad.
El reflejo condicionado del gusto ha provocado innumerables desazones a los artistas. Imagínese que Puccini, el autor de tantas bellas operas, sufrió un gran disgusto la noche del estreno de su bella obra ‘Madame Butterfly’. Causa: que los actores no estaban vestidos a la antigua y si con ropas modernas. Ni la belleza, la dulce armonía del aria de la japonesita abandonada por el americano, venció el mal efecto que produjo el vestuario moderno.
En resumen, véase como geografía, estado, religión, política, moda, moral y otros factores influyen sobre nosotros. Nadie hubiera convencido a Fidias, a Rafael, a Rembrandt, Murillo, Velázquez, Goya y otros de que estaban influidos en sus actos por otros factores independientes de sus propias voluntades y lo mismo podemos decir de sus críticas.
Es así que los críticos llegando a conclusiones honradas, expresando sus más puros sentimientos puedan llegar a conclusiones opuestas, no solamente porque están haciendo comentarios sobre cosas abstractas, sino porque dentro de ellas está actuando algo que se llama ‘gusto’, reflejos que ellos no pueden controlar. Y ese gusto lo tenemos nosotros también y por eso, para aquilatar el nuestro, es conveniente leer la opinión de varios críticos. Y por eso también es que fundamentalmente respetamos el juicio crítico de Martí y tratamos de explicar ‘sus contradicciones’. Factores que influyen (cont.)